Todos los caminos llegan a Torreparedones, de hecho era la "Roma" más cercana, pero este Camino de Jaén es la ruta más corta para llegar a este yacimiento lleno de historia y de hermosos paisajes.
La carretera parte desde Castro junto al río Guadajoz y discurre a su lado durante unos 12 km.
Los paisajes son muy atractivos y variados. Un camino para hacerlo despacio disfrutando de preciosas vistas.
Los olivos son el principal cultivo, estamos en plena Campiña cordobesa. También se oyen a menudo disparos de cazadores.
En algunas zonas habría que hacer algo para evitar la erosión.
Cortijos, cultivos y bosque de galería cerca del Guadajoz.
Olivos muy jóvenes sobre un mullido lecho verde.
El otoño se deja notar en el paisaje junto a la carretera.
Cortijillos o casillas blancas, rodeados de olivos maduros y otros recién plantados.
Paisaje rural lleno de Naturaleza y vida.
Varias generaciones de olivos conviven para mantener vivos los cultivos.
Estamos en plena época de recogida de aceituna. Este año, la cosecha es pobre, pero algunos olivos mantienen una buena producción.
Caminos que parten de la carretera en dirección al río.
El olivo es el protagonista principal de estos paisajes andaluces.
Nos acercamos al Puente de La Maturra, donde dejaremos la compañía del río.
Algunos tramos de la carretera están algo deteriorados.
Junto al cruce y el puente, hay una casa con vistas en venta...
Olivos junto al puente de la Maturra.
El Guadajoz pasa por debajo del puente en dirección a Castro del Río.
Al lado del bosque de ribera, proliferan los campos de cultivo.
Rincones agradables junto a la venta situada en el mismo cruce.
Por la carretera hacia Cañete de las Torres continúan los bonitos paisajes.
El recinto se ve desde lejos.
Un espeso bosque da la bienvenida al visitante del recinto de Torreparedones.
Una antigua fuente restaurada muy cerca del antiguo poblado.
Un banco para sentarse y admirar el paisaje al lado de la fuente.
A la vuelta, se descubren nuevos paisajes.
Caminos para descubrir nuevos horizontes.
Nuevas tierras.
El paisaje nunca es el mismo. Cambia con las horas, las estaciones...
Cambia con el capricho de las nubes, el Sol, la humedad del aire...
En otoño los colores son más suaves, incluso al mediodía.
Hay casas que se construyen en los árboles.
Y lugares donde descansar y reponer fuerzas tras un agradable paseo de Castro del Río a Torreparedones a la vera del Guadajoz.
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Laguna del Salobral
Hay una laguna aquí cerca, a veintipocos km de donde vivo, donde el hombre ha dejado un hueco a La Naturaleza para dejarla expresarse como ella sabe, con su belleza salvaje y espontánea de amaneceres, neblinas, reflejos...
Es la Laguna del Salobral.
Una fina lámina de agua muy poco profunda que cuando la sequía aprieta, se seca completamente, pero cuando el agua acompaña es una maravilla para los sentidos de día y de noche.
Las primeras luces del alba azulean el negro cielo
La estrella del alba preside las primeras claridades de la mañana
La laguna se despereza
La salida del Sol hace más evidente la suave neblina que desprende el agua salobre.
Las aves, los animales que predominan en este oasis, se dejan notar con sus aleteos de rama en rama.
Los más juguetones y revoltosos son varias especies de pequeños pajarillos
Varias especies de patos surcan la laguna dejando estelas en la superficie
Especies multicolores a juego con los reflejos del agua
Espejos donde se refleja la esencia de La Naturaleza
Seda y raso entre ramas otoñales
Flamencos, cigüeñas...
Al atardecer cambia la luz
La noche se llena de estrellas
La Vía Láctea se hace dueña de la noche sin Luna
El arco completo de norte a sur de la Vía Láctea da vida a las noches de verano
Sueño de dos noches de verano from Juan A. Bafalliu Catalá on Vimeo.
Y para finalizar, un vídeo time-lapse donde aparece la laguna.
Buenos momentos pasados en este maravilloso lugar donde de noche, solo se escucha el croar de las ranas y el canto de algún pájaro.
Es la Laguna del Salobral.
Una fina lámina de agua muy poco profunda que cuando la sequía aprieta, se seca completamente, pero cuando el agua acompaña es una maravilla para los sentidos de día y de noche.
Las primeras luces del alba azulean el negro cielo
La estrella del alba preside las primeras claridades de la mañana
La laguna se despereza
La salida del Sol hace más evidente la suave neblina que desprende el agua salobre.
Las aves, los animales que predominan en este oasis, se dejan notar con sus aleteos de rama en rama.
Los más juguetones y revoltosos son varias especies de pequeños pajarillos
Varias especies de patos surcan la laguna dejando estelas en la superficie
Especies multicolores a juego con los reflejos del agua
Espejos donde se refleja la esencia de La Naturaleza
Seda y raso entre ramas otoñales
Flamencos, cigüeñas...
Al atardecer cambia la luz
La noche se llena de estrellas
La Vía Láctea se hace dueña de la noche sin Luna
El arco completo de norte a sur de la Vía Láctea da vida a las noches de verano
Sueño de dos noches de verano from Juan A. Bafalliu Catalá on Vimeo.
Y para finalizar, un vídeo time-lapse donde aparece la laguna.
Buenos momentos pasados en este maravilloso lugar donde de noche, solo se escucha el croar de las ranas y el canto de algún pájaro.
Por fin llegó el otoño
Ahora sí está aquí el otoño.
Se ha hecho esperar durante el mes de octubre, con unas temperaturas casi veraniegas, pero ya ha venido para quedarse como aperitivo para dar paso al frío invierno.
La Luna llena llegó temprano: el día 6 del mes.
Después de unos días de lluvias, hubo un descanso de nubes suficiente para disfrutar de su iluminación nocturna y para cazarla con la cámara saliendo por el horizonte de Espejo, de nuevo Espejo. En esta ocasión, enmarcada por unas antenas de comunicaciones.
Cuando ya se había elevado suficiente sobre el horizonte como para perder interés fotográfico, miré a la derecha y vi a Montilla preparándose a pasar la noche otoñal.
No lo había visto hasta que edité la foto; un conejo descansaba en el camino, seguramente para limpiarse el barro de las patas.
Habría estado bien cazar la Luna llena al amanecer del día siguiente, poniéndose sobre la hermosa Montilla, pero había que trabajar...
Antes de llegar a casa me paré a hacer una panorámica de Castro del Río desde el mismo lugar que la hice hace un tiempo, en las mismas condiciones, aunque con la Luna llena más en frente de la cámara.
El río Guadajoz que rodea el pueblo dejándolo como una península, tiene desde aquí una bonita perspectiva, con ambas riberas flanqueadas por el Paseo del Río, iluminado por la luz de las farolas.
A la derecha la Luna llena y a la izquierda, la Osa Mayor se levanta del horizonte, para seguir su camino nocturno alrededor de la Estrella Polar.
La noche se cierne sobre la campiña despejada, para amanecer al día siguiente llena de nubes dejando caer su agradable regalo acuático.
Se ha hecho esperar durante el mes de octubre, con unas temperaturas casi veraniegas, pero ya ha venido para quedarse como aperitivo para dar paso al frío invierno.
La Luna llena llegó temprano: el día 6 del mes.
Después de unos días de lluvias, hubo un descanso de nubes suficiente para disfrutar de su iluminación nocturna y para cazarla con la cámara saliendo por el horizonte de Espejo, de nuevo Espejo. En esta ocasión, enmarcada por unas antenas de comunicaciones.
Cuando ya se había elevado suficiente sobre el horizonte como para perder interés fotográfico, miré a la derecha y vi a Montilla preparándose a pasar la noche otoñal.
No lo había visto hasta que edité la foto; un conejo descansaba en el camino, seguramente para limpiarse el barro de las patas.
Habría estado bien cazar la Luna llena al amanecer del día siguiente, poniéndose sobre la hermosa Montilla, pero había que trabajar...
Antes de llegar a casa me paré a hacer una panorámica de Castro del Río desde el mismo lugar que la hice hace un tiempo, en las mismas condiciones, aunque con la Luna llena más en frente de la cámara.
El río Guadajoz que rodea el pueblo dejándolo como una península, tiene desde aquí una bonita perspectiva, con ambas riberas flanqueadas por el Paseo del Río, iluminado por la luz de las farolas.
A la derecha la Luna llena y a la izquierda, la Osa Mayor se levanta del horizonte, para seguir su camino nocturno alrededor de la Estrella Polar.
La noche se cierne sobre la campiña despejada, para amanecer al día siguiente llena de nubes dejando caer su agradable regalo acuático.
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