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Luna llena de Octubre

Se acabaron las Súperlunas y llegó el Otoño.
Se acabaron las vacaciones, comenzaron los colegios y la vida de otoño-invierno-primavera que es la que sostiene a la vida diferente que llevamos en verano, a base de vacaciones, gazpacho y siesta.
Y llegó la primera Luna de Otoño, siempre fiel a su cita.
El segundo día de creciente, aún muy fina, fui a cazarla sobre la población de Aguilar de la Frontera pero al final no encontré un buen lugar para acecharla.
Como casi siempre, por el camino encontré otros motivos para afotar, que me hicieron desviarme del camino principal.
Cuando iba por la carretera de Montilla vi a mi derecha una puesta de Sol increíble, llena de rayos de luz que se colaban entre unas preciosas nubes. Me desvié hacia la carretera de Montemayor y cuando encontré el lugar adecuado, ya no estaba tan bien, pero aún así salió una bonita foto.
Como un ojo que parpadea.



A la vuelta, frustrado por no haber podido encontrar un buen lugar para cazar la fina Luna creciente, tras pasar por Espejo, se me apareció en el retrovisor una hermosa visión: la Luna estaba sobre el mismo Espejo.
Cogí el camino que sube al repetidor, y cuando terminé de montar trípode y cámara, la Luna desapareció tras las nubes que cubrían el horizonte Oeste. C'est la vie.
Pero Espejo estaba bonito (como siempre) y me quedé haciéndole algún retrato.
Por la carretera pasaban coches, uno de ellos dejó su estela de luces rojas mientras la cámara hacía la foto. Una exposición de 15 segundos.

 

Unos días más tarde cacé la puesta de Sol desde el camino de "El Polvillo" donde pude encuadrar a Castro y Espejo junto al Sol poniente.



Al anochecer, añadí en el encuadre a otro pueblo más: Montemayor.



Desde el mismo lugar, mirando hacia el sureste, se podía ver la población de Baena.
La Luna gibosa creciente, iluminaba las colinas de la Campiña y las montañas de la Subbética.
Hice una foto y descubrí que a la izquierda aparecía el castillo de Luque, que a simple vista no podía ver. Decidí hacer una panorámica con cuatro fotos.



De allí me fui en busca del castillo de Torreparedones, aprovechando la espléndida noche sin viento y con una temperatura ideal.
El único problema eran unas nubes que cubrían el horizonte Este, pero confiaba en que se fueran disipando con la entrada de la noche.
Y así fue. Aún no se habían disipado del todo cuando Las Pléyades aparecieron en la cámara. Yo no las podía ver a simple vista. Después de varios intentos y un revelado difícil así quedó.
Prometo seguir intentándolo a ver si consigo algo mejor...



Y por fin llegó la Luna llena.
Tenía ganas de ir a Lucena, al santuario de la virgen de Araceli, así que después de consultar el TPE y ver que había un buen sitio donde acecharla y buena previsión meteorológica, cogí los bártulos y encajé a Lucena.



El santuario está en lo alto de una colina a 850 metros de altura. Yo estaba a unos 400 metros de altura y a unos 3 km del santuario.
Cuando la Luna apareció por la falda de la colina, ya estaba oscurecido y cuando llegó al santuario, ya era de noche.
La luz de la Luna iluminaba unas bonitas nubes pero dejaba a oscuras el santuario y la cima de la montaña. Aún así pude sacarle alguna luz al lugar.

Y aquí dejo la secuencia completa de la puesta de Sol y la salida de la Luna llena de Octubre.
A ver cómo se porta Noviembre...


De Castro a Lucena from Juan A. Bafalliu Catalá on Vimeo.