Aún a principios de Otoño, cuando la temperatura todavía es casi veraniega, el viento del Oeste trae unas preciosas nubes que se unen a otras que pasan más arriba traídas por el viento Norte. Por el Paseo del Río se ve a la gente paseando aunque un poco acelerada jeje.
Las nubes se van hacia el Este y por encima aparecen otras nubes más frías empujadas por el viento Norte. Las sombras de estas nubes cambian las tonalidades del pueblo, y las sombras de la loma donde está la cámara, avanzan hasta abrazar por completo las casas.
El Sol se va a dormir y la noche cae sobre Castro.
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