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La Luna casi llena se deja fotografiar, aunque es complicado saber exactamente por dónde va a aparecer, y en cuanto lo hace, generalmente he elegido mal el sitio y ahí me veo cargando el trípode y la cámara corriendo a buscar el sitio adecuado para el buen encuadre. Cuando llego, resulta que un árbol, una valla, una casa, un poste eléctrico, cables... impiden el encuadre perfecto (esta vida está llena de imperfecciones, amigo Sancho), pero al final, pinchándome con las hojas de una palmera y metiendo el objetivo por un agujero de la valla, conseguí cuadrar la Luna con la espadaña y alguna otra cosa. El río se deja fotografiar mejor. Siempre está ahí dispuesto a posar con más o menos agua y a cualquier hora del día.
Hacía frío hoy.