Los árboles caducos terminan desnudándose de sus hojas, que dejan caer suavemente a sus pies, formando auténticas alfombras que tapizan el paseo del río.
El viento las barre a menudo, pero el mismo viento lo vuelve a tapizar con más hojas que arranca a las ramas debilitadas por el frío y las pocas horas de luz...
El Paseo del Río se llena de Otoño.
El Domingo por la mañana, el Sol acaba de despertarse, y sus rayos forman largas sombras.
Los rayos de Sol, aún a ras de tierra, llenan de colores otoñales las hojas caídas sobre la hierba.
Las palomas utilizan los cables para posarse y calentarse con los primeros rayos de Sol.
El Paseo del Río se despereza con los primeros rayos de la mañana del Domingo.
Las hojas caídas alfombran tramos del paseo.
Hojas que abrigan y dan calidez con sus diferentes tonos otoñales.
El pueblo va despertando en la mañana de Domingo. Muchos hace ya rato que trabajan en los campos. Es tiempo de cosechar la aceituna.
El Sol, todavía bajo, se cuela entre las ramas semidesnudas, coloreando el ambiente con suaves tonos otoñales.
Alfombras de hojas con diferentes tonos, según el tipo de árbol, tapizan zonas del paseo, mientras el río discurre sereno en su camino hacia el Guadalquivir, y luego el mar.
Paseo, árboles, hojas.
Tapiz otoñal.
Antigua piedra del puente, abrigada de hojas de otoño.
El paseo del río y sus habitantes.
Paseo del río en un Domingo otoñal.
Patos en el agua transparente y soleada del Guadajoz.
Otoño en la ribera del Guadajoz a su paso por Castro del Río
El Otoño también tiene colores vivos. Naranjos de mi calle.